Encontrar un lugar para vivir es difícil por cuestiones principalmente económicas. Es claro que el ingreso de cada persona es un factor determinante en la búsqueda de una casa para comprar o rentar. Sin embargo, hay sectores de la población para los que resulta aún más complejo acceder a un departamento o casa en renta.
En este rubro, la comunidad LGBT es una de las más afectadas. Según datos de la Conapred, a través de la Encuesta Nacional sobre la Discriminación en México (Enadis), 7 de cada 10 personas están totalmente de acuerdo en que en México no se respetan los derechos de las personas homosexuales. Sin embargo, 4 de cada 10 personas no estarían dispuestas a permitir que en sus casas vivan personas homosexuales.
Entrevistamos a Ophelia Pastrana, quien piensa que esto se debe a muchos factores:
Además añade que la discriminación incide directamente en el factor laboral, y por ende en lo económico:
“Si a todo esto le sumas que las personas LGBT también sufren discriminación en el ámbito laboral, esto se ve inmediatamente reflejado en el tema de la vivienda, ya que también el poder tener los recursos económicos para poder vivir, muchas veces se ven afectados”.
Para Ophelia, lo más recomendable es que personas LGBTT busquen vivir con gente de la misma comunidad:
“Creo que es mejor buscar vivienda con alguien que sea abiertamente LGBT, así estarás en un ambiente seguro, y además estarás con gente que ya sabe por lo que estás pasando. Al vivir con alguien que ya salió del closet abiertamente, significa que sus sus amigos y familiares ya lo saben, y así también te ahorrarás muchos problemas”.
No obstante, ella reconoce que ha habido avances en los años más recientes:
“Todo el mundo está evolucionando. Hace 10 años era imposible saber de gente que se trasvestía; a la marcha de hace unos meses llegó un millón y medio de personas. Ya es tema, y hay cada vez más gente que sale del clóset y eso es bueno”.
Además, existen sectores de la sociedad que están más abiertos a la posibilidad de compartir departamento con una persona de distinta orientación sexual. Según una encuesta de Dada Room, 78% de sus usuarios indicaron que “no tenían inconveniente en compartir su alojamiento con personas de otra orientación sexual”, un dato que coincide con los resultados de la Enadis que muestran que las personas en el rango de edad 18 y 29 años son las más abiertas a la diversidad.