Tu mejor amigo y tú son uña y mugre, se mueven en la misma zona y están juntos la mayor parte del tiempo, entonces, ¿por qué no ser roomies? Es una pregunta razonable. Sobre todo si consideramos que suena mejor compartir tu espacio con alguien que conoces bien que vivir con un extraño.

Sin embargo, antes de dar el paso para mudarse juntos tienen que considerar ciertas cosas, piensa que  vivir con tu mejor amigo puede resultar en la mejor idea del mundo o terminar en un desastre que afecte su amistad para siempre. 

La serie Friends es la favorita de muchos. En esa bolita de amigos no hay momentos aburridos, y entre tantas risas pareciera que tener a tu mejor amigo al otro lado del pasillo es un sueño hecho realidad. Pero hay muchas cosas que no se muestran en la pantalla y en la vida real hay deal breakers muy fuertes. Pensemos en algunos: 

1. Exceso de confianza.

Por alguna razón en México las personas se portan mejor cuando están en casa ajena. Todo es más ordenado y cordial. Pero, una vez que viven bajo el mismo techo y agarran confianza, las cosas cambian. A diferencia de cuando vives con alguien que acabas de conocer, con los amigos esa confianza puede caer en el exceso. Es muchísimo más probable que alguno se salte las reglas básicas de convivencia creyendo que por la amistad el otro “lo va a dejar pasar”. Esto puede prevenirse poniendo límites claros en la relación desde un inicio. Siéntense a tomar una cerveza y platiquen sobre si están dispuestos a respetar los acuerdos que establezcan para convivir en paz. Regla: pongan todas las cartas sobre la mesa.

2. Compatibilidad.

Es un hecho que tienen muchas cosas en común y por eso quieres vivir con tu mejor amigo. Han estado uno para el otro en los momentos difíciles y comparten secretos. ¿Pero qué hay del modo de vivir con un amigo el día a día? Si uno es conocido en su grupito por ser el anfitrión de las mejores fiestas, y el otro prefiere el silencio y la privacidad ante todo, mejor no lo hagan. Si uno es muy estricto con la limpieza y al otro el orden no se le da por más que lo intente, tampoco. Todo es cuestión de saber si podrán tolerarse el uno al otro y comunicarse para estar en el mismo canal.

3. El manejo del dinero.

No es lo mismo invitarle los tacos a tu amigo de vez en cuando que estar demorado en el pago de la renta porque alguno se gastó su parte en la última noche loca. Es incómodo discutir por dinero con quien sea. Ahórrense problemas respetando los tiempos de pago y evitando deberle dinero al otro. Dicen que amistad y negocios no deben juntarse, pero ustedes pueden ser la excepción si mantienen en orden la administración de los servicios (mantenimiento, luz, agua, gas, internet, etcétera). Recuerda siempre que “Cuentas claras, amistades largas”.

Si después de este breve análisis no ves impedimento de vivir con tu mejor amigo y pasar de ser súper cuates a roomies, ¡excelente! Pero si te diste cuenta de que estarán mejor cada quién por su lado, no te agüites. Siempre podrán visitarse para seguir pasando tiempo juntos. 

¡Les deseamos lo mejor!