La emoción de tener un espacio propio. Ahora compartes con tus roomies, pero afortunadamente ya no están tus papás para ponerte reglas, horarios, etc.
Después viene la triste realidad de meter tu vida en cajitas y desempacar en el nuevo lugar. Te preguntas cómo cabrá todo, te recomendamos aprovechar para depurar. Todo lo que lleva meses sin usar, no vale la pena seguirlo acumulando.
Parecía fácil, pero descubrirás, a veces de la peor forma, cómo utilizar cosas como la lavadora, secadora, etc.
Te darás cuenta de que las cosas no se limpian por arte de magia así que empiezas a hacer limpieza.
Te haces a la idea de que ahora tu sala es una mesita de plástico y tu refri también requiere que lo alimentes.
Verás la importancia de ahorrar en algunas cosas 😛
Repetirás una y otra vez las pocas cosas que sabes cocinar (quesadillas, sandwiches, huevos, etc.)
Extrañarás la casa de tus papás con todos esos muebles, utensilios de cocina, comida rica y sobre todo compañía.
Pero se te pasará y querrás convertir tu nuevo hogar en el epicentro de las fiestas.
Hasta que te des cuenta de que nadie más limpia al día siguiente.
Pero nada de esto será molesto porque por fin ¡es tu depa!
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