Es emocionante y puede llegar a ser estresante, pero de aburrido no tiene nada.
Por Abril Mulato
En la esquina de Pedro Romero de Terreros y Nicolás San Juan existe una casa blanca de ventanas pequeñas y una pequeña puerta de madera que a simple vista podría ser como una más de la Colonia del Valle.
Cualquiera que camine por ahí podría pensar que la residencia pertenece a alguna familia acomodada que vive en una de las colonias más populares y demandadas de la Ciudad de México; pero nada podría estar más lejos de la realidad.
Desde hace 15 años, en esa enorme edificación conviven roomies de distintas edades, profesiones y nacionalidades. Mexicanos, alemanes, franceses, estadounidenses e italianos han convivido en un espacio que cuenta con 8 habitaciones, cuatro baños, una enorme terraza que parece un pedacito de selva y una sala que ha albergado un sinfín de fiestas.
Sus inquilinos –que han sido más de 100– la conocen como RT (Romero de Terreros) y aunque todos han llegado ahí por distintas razones, muchos de ellos coinciden en que vivir con muchos roomies es toda una experiencia. A veces buena, a veces mala, pero al final una experiencia.
Cuando Charlotte, de orígen francés, llegó a habitar la enorme casa blanca se acababa de separar de su pareja, tenía 25 años y lo único que buscaba era un lugar con ‘buena onda’. “Visité muchos depas que me parecían súper deprimentes y cuando llegue a esta casa sentí que quería estar ahí. Era como estar de campamento o de vacaciones todo el tiempo”, comenta la joven de 31 años. Y así vivió durante tres años antes de probar suerte en otro país.
Rodrigo de 32 años, llegó a RT hace dos años, se mudó ahí para acercarse a su trabajo, pero también porque ya conocía la casa y a la gente que vivía ahí, “siempre me pareció que tenía una energía que no se encontraba en ningún otro lugar. Y en gran parte esto se debe a convivir con muchas personas. Cuando vives solo o con algún roomie es difícil que sea tan emocionante”, detalla el mexicano.
Y vaya que lo es. Quien haya vivido en RT sabe que en esa casa, si uno quiere, se convive como si todos fueran parte de una gran familia. Aquí tiro por viaje se organizan viajes, asados, cenas semanales, fiestas anuales masivas, cumpleaños, proyecciones de películas y muchas cosas más.
Javier, quien es originario de Culiacán, vivió en la casa de 2012 a 2014, y en 2018 regresó. “Cuando me fui extrañé la convivencia. Los viajes y las cenas que se hacían, me hacían sentir que éramos entre una familia y una comuna”, relata el profesionista de 34 años. Rodrigo agrega que cuando vives con muchas personas no es difícil encontrar con quien tomar una cerveza o tener una buena platica y que saber que siempre hay alguien en casa te hace sentir seguro.
Pero qué familia se puede llamar familia si no hay algo de disfuncionalidad. Como en todos lados, aquí también hay tensiones y en ocasiones la convivencia también puede ser difícil. Charlotte recuerda que cuando vivió en RT tener la cocina limpia siempre fue un tema y que la lavadora la mayoría de las veces estaba ocupada.
“Con tantos roomies entrando y saliendo siempre hay diferencias en distintos aspectos, no recuerdo haber tenido problemas con alguno en específico, pero seguro yo también he llegado a ser una persona molesta en algún momento”, cuenta Javier.
“Sí recuerdo que algunas veces que se volvió difícil la convivencia. Justo ahora un roomie es sucio en la cocina y es difícil hacerlo entender que vive con varias personas más”, comenta Rodrigo. “Creo que es normal que existan conflictos”.
Suena bien, ¿no? Pero ¿qué se necesita para vivir con tantos roomies y no morir en el intento? Rodrigo dice que la clave es ser muy social: “No lo recomendaría para alguien que le cueste socializar. Y muy importante, debes tener sentido común y empatía. También entender y respetar a los demás”.
Javier cree que deben estar en la misma frecuencia o al menos en una similar: “Tiene que ser gente que entienda lo que se necesita para no causar problemas en una casa en donde conviven varias personas y también entender que (SPOILER ALERT) esto podría llegar a ser aburrido en algún punto”.
Aun con todo, ninguno de estos roomies cambiaría su paso por la legendaria RT por nada. “No me hubiera ido a vivir sola nunca. El precio lo hace imposible y estar pobre, deprimida y sola es lo peor. Hay personas que conocí en RT que son mi familia en México. Extraño echar chela con ellos y que siempre haya vida y felicidad”, dice Charlotte.
“Esta casa está llena de historias lindas. Aquí también conocí a mi novia y a grandes amigos que aún nos visitan, aunque no viven aquí”, explica Rodrigo. “Si me fuera extrañaría todo. La casa que es muy bonita y grande, la gente. El encontrarme a alguien en el roof garden. El ver una película con todos. Sí, a veces pienso que tener todo un departamento para mí tendría ventajas también, pero luego pienso que sería muy aburrido y se me pasa”.